Las leyendas atribuyen su origen al propio Julio César, cuando era pretor, que alivió una enfermedad herpética en sus aguas y ordenó su construcción. Lo cierto es que sus tropas se bañaban en sus aguas a la espera del enfrentamiento con Pompeyo y encontraban alivio a las enfermedades de la piel. La zona de los baños ha sido declarada Bien de Interés Cultural.
Dicen que aquí el diablo exhaló su último aliento al ser expulsado por Santiago. Esta es una de las leyendas que guarda el imaginario popular para justificar el olor a azufre de las aguas. Los conocidos como Baños de la Hedionda, Bien de Interés Cultural, constituyen uno de los hitos históricos del macizo de Utrera y en general de todo Casares.
Se trata de los Baños de Azufre Ferruginoso, situados en un bello y ventajoso paraje, que el hombre ha sabido aprovechar desde la época romana. La zona termal, de planta cuadrada, con bóveda esférica con pechinas y dos bóvedas de cañón, está situada en la margen derecha del arroyo Albarrán y muy cerca del límite con el término municipal de Manilva.
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