La mayoría de las preguntas que recibo últimamente son sobre herencias e impuestos de sucesiones y sobre el valor de las propiedades aquí en la costa.
Para empezar con el derecho de sucesiones y herencias, lo más sencillo y sensato que se puede decir de él es que es bastante complicado. Es eminentemente una cuestión para la que hay que buscar un especialista. Como suele ocurrir cuando se contrata a un especialista, primero cuesta dinero, que sólo se amortiza mucho más tarde, normalmente en forma de ahorro (impuestos/impuestos de sucesión). Pero si el asesoramiento es (o era) bueno, también puede producir ahorros sustanciales, preservar el patrimonio, evitar tener que vender necesariamente algo para pagar el impuesto de sucesiones u otros males que usted no desea.
Para este asunto, que hoy en día suele englobarse bajo el término Planificación Patrimonial (Internacional), puede dirigirse a su notario, asesor financiero o, a veces, a su propio banco. Para los un poco más afortunados, también hay muy buenas oportunidades aquí en la costa con los bancos (holandeses), que se perfilan con su departamento de «Banca Privada». Algunos pecunios de libre disposición son un requisito previo, pero luego también se accede a una cantidad de información, consejos y posiblemente incluso estrategias, que no tiene precedentes.
Durante mis estudios, conocí a una compañera muy especial. Se llama Godfrey y por una buena razón. Se parece en todo a su famoso tocayo Godfried Bomans. Nunca se lo he preguntado, pero estoy convencido de que lleva la ropa y los zapatos que también llevaban su padre y su abuelo. En su casa se hablaba de todo (en distintos idiomas) menos de dinero. Una vez me dijo que el dinero no era un elemento importante en su familia; se ganaba dinero -por los altos cargos- pero se gastaba lo menos posible. De lo que quedaba, se compraron acciones e inmuebles de calidad y nunca se vendió nada. El adagio era: «La calidad dura…». Hizo tres estudios a la vez, no porque quisiera hacer nada con ellos, sino únicamente porque le parecían interesantes. A la muerte de su padre, más o menos llamado a gestionar el capital familiar, se licenció en Económicas en un tiempo mínimo, que completó cum laude. Después, ayudado por un boom inmobiliario y de la renta variable, multiplicó ese capital familiar. Nunca me dio la impresión de haber trabajado ni un solo día de su vida, pero aquel aumento del capital familiar seguía siendo bastante impresionante.
Para mi alegría, el año pasado nos visitó varias veces. No sólo tiene una gran afición por los buenos vinos, sino que también es un cocinero muy bueno y muy entusiasta, que disfruta cocinando para nosotros. Pero sus visitas tienen un motivo más importante. Basándose en una amplia gama de datos, está firmemente convencido de que las mejores oportunidades de inversión inmobiliaria se encuentran actualmente aquí, en el sur de España. Y así compra -selectivamente- pero de forma constante. Y, como comprenderá, estaremos encantados de ayudarle.
Así que cuando me preguntan cómo veo la evolución del valor de las propiedades aquí en el sur de España, pienso por un momento en Don Antonio y Godofredo e invariablemente respondo: «…a corto plazo no tengo ni idea, pero a diez años vista estoy racionalmente convencido de que los precios se duplicarán como mínimo; emocionalmente no puedo creerlo, pero racionalmente estoy plenamente convencido».
Y luego intento parecer lo más serio posible.
Sr. Tom van Wees
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